viernes, 12 de diciembre de 2008
El hambre
La regulación del hambre de forma parcial sigue un modelo de "agotamiento-recuperación". Hay una relación entre duración de la privación de comida y hambre, y la gente come con base en la privación. El hambre y el comer se ven aún más afectados por influencias cognitivas, sociales y ambientales.
REGULACIÓN FISIOLÓGICA:
Hay dos tipos de modelo:
1º) Hipótesis glucostática: modelo de corto plazo en el que la energía disponible (glucosa sanguínea) se vigila de manera constante. El hambre surge como respuesta a la disminución de la energía y termina como respuesta de la recuperación de la misma.
2º) Modelo lipostático: modelo de largo plazo en el que la energía almacenada (masa de la grasa) está disponible y se utiliza para complementar la regulación de energía.
El hambre surge a partir de señales corporales cerebrales y periféricas (no cerebrales). Estas señales incluyen la boca, las distenciones estomacales y la temperatura corporal. Por ejemplo el estómago, normalmente si estamos habituados de almorzar en un determinado horario y un día nos lo saltamos o se retrasa la hora de la comida, sentiremos hablando coloquialmente "com suenan nuestras tripas", que no es más que los movimientos peristálticos del estómago, el cual se prepara para la ingesta de comida a la hora habitual. Así como la sensación de vacío y hambre en el estómago.
INFLUENCIAS AMBIENTALES:
La visión, el olor, la apariencia y el sabor de la comida; la hora del día; el extrés y la ansiedad son antecedentes de la conducta alimentaria. La variedad en los sabores disponibles aumenta la ingesta de alimentos, así como grandes cantidades de alimentos y elección.
Comer es generalmente un acto social. Las personas comen más en compañía y en presencia de otros, que cuando están solas. Quienes intentan practicar una dieta se enfrenta a la probabilidad de no respetarla cuando están en compañía y ellos están comiendo.
La presión situacional por comer o hacer una dieta funciona como otra influencia ambiental sobre la conducta alimenticia. Hartarse con la comida por ejemplo, es un patrón de comportamiento adquirido bajo un control social sustancial; con frecuencia ocurre en pequeños grupos ya que si comer es importante para el grupo, entonces la presión que ejerce eso llega a ser una señal más potente para comer que la fisiología individual.
En definitiva, las influencias extrínsecas (aquellas que no proceden de una fuente personal del individuo) se suma, e incluso en ocasiones superan las influencias intrínsecas en lo que respecta al hambre y el comer.
SITUACIONES DE RESTRICCIÓN-LIBERACIÓN (Dietas):
Una dieta interfiere y supera también las guías fisiológicas. Al hacer dieta, la persona intenta controlar cuanto come, lo que come y cuando. Es decir, intenta poner la conducta de comer bajo control cogitivo en lugar del fisiológico. Además quien sigue una dieta se vuelve cada vez más supceptible a la desinhibición (o libera restricciones), sobre todo bajo nivel de ansiedad, estrés, alcohol, depresión o en comidas con alto grado de calorías.
Es decir; consumir comida con muchas calorías es sólo una de las diversas condiciones que desencadenan las comilonas de los que siguen las dietas. La depresión también estimula una liberación de restricción en quien sigue una dieta; por ejemplo, las personas deprimidas que están a dieta a menudo aumentan de peso, mientras que quienes están deprimidos pero no siguen una dieta bajan de peso. Y el mismo patrón se presenta para la ansiedad.
Finalmente, el comportamiento alimenticio puede y se aleja de la regulación fisiológica y se acerca hacia algún tipo de regulación no fisiológica, como la regula social, cognitiva o emocional.
ESTILO DE COMER COGNITIVAMENTE REGULADO:
El cuerpo defiende su peso, sin embargo, las personas llegan a la conclusión de que su peso corporal regulado de manera fisiológica ( el peso normal de la persona según su metabolismo) no encaja bien con sus aspiraciones personales o culturales. La revuelta comienza cuando los controles cognitivos intentan suplantar a los fisiológicos. Los regímenes dietéticos exitosos (cuando se ve perder peso como una meta) requiere que el individuo amortigÜe su respuesta a las señales internas (sentir hambre o saciedad) y después sustituya los controloes cognitivos por los fisiológicos (permitir otra vez la homeostasis equilibrada en el organismo).
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