viernes, 16 de enero de 2009
Esquizofrenia (artículo; autor: cristhian julian amaya chamorro)
La esquizofrenia es un trastorno fundamental de la personalidad, una distorsión del pensamiento. Los que la padecen tienen frecuentemente el sentimiento de estar controlados por fuerzas extrañas. Poseen ideas delirantes que pueden ser extravagantes, con alteración de la percepción, afecto anormal sin relación con la situación y autismo entendido como aislamiento.
El deterioro de la función mental en estos enfermos ha alcanzado un grado tal que interfiere marcadamente con su capacidad para afrontar algunas de las demandas ordinarias de la vida o mantener un adecuado contacto con la realidad. El psicótico no vive en este mundo (disociación entre la realidad y su mundo), ya que existe una negación de la realidad de forma inconsciente. No es consciente de su enfermedad.
El comienzo de la enfermedad puede ser agudo, es decir, puede comenzar de un momento para otro con una crisis delirante, un estado maníaco, un cuadro depresivo con contenidos psicóticos o un estado confuso onírico. También puede surgir de manera insidiosa o progresiva.
La edad de inicio promedio es en los hombres entre los 15 y los 25 años, y en las mujeres entre los 25 y los 35 años. No obstante puede aparecer antes o después, aunque es poco frecuente que surja antes de los 10 años o después de los 50 años.
La esquizofrenia se puede presentar principalmente asociada a los Trastornos Relacionados Sustancias. Del 30 al 40 % de los esquizofrénicos presenta problemas de abuso de alcohol; el 15-25 % problemas con el cannabis; del 5 al 10 % abusa o depende de la cocaína. También se incluye el abuso de nicotina, muy frecuente en estos pacientes. Las drogas y el alcohol permiten reducir los niveles de ansiedad y la depresión provocados por la esquizofrenia.
Criterios diagnósticos:
No existe un cuadro clínico único, sino que hay múltiples síntomas característicos; síntomas emocionales, cognitivos, de personalidad y de actividad motora.
La sintomatología debe estar presentes durante al menos 1 mes y persistir durante al menos 6 meses.
Síntomas positivos: exceso o distorsión de las funciones normales como:
- Alucinaciones: percepciones que no existen que pueden ser auditivas, visuales, táctiles, olfativas o gustativas (las 2 primeras son las más comunes).
- Ideas delirantes: alteraciones del pensamiento, ideas falsas e irreductibles al razonamiento argumental.
- Lenguaje desorganizado e incoherente (suelen ser ideas de persecución, de grandeza, religiosos, de celos e hipocondríacos).
- Comportamiento gravemente desorganizado (agitación, incapacidad de organizarse y de mantener la higiene personal) o catatónico (con una disminución de la actividad psíquica y motora hasta llegar a una falta total de atención y rigidez).
- Síntomas negativos: parecen reflejar una disminución o pérdida de las funciones normales.
Los síntomas negativos comprenden restricciones:
- Embotamiento afectivo: no reacción ante estímulos emocionales.
Pobreza del habla (alogia).
- Abulia o apatía: falta de voluntad, incapacidad para persistir o para iniciar una actividad.
- Anhedonia: incapacidad para disfrutar de los placeres.
Los síntomas negativos alteran la capacidad de funcionar en la vida diaria de los pacientes, son personas que se acaban aislando y perdiendo a los amigos.
El curso de la enfermedad se caracteriza por fases de agudización y fases de remisión de los síntomas, aunque algunos enfermos presentan un curso estable. A medida que pasa el tiempo, los síntomas negativos se acentúan más, mientras que los positivos van remitiendo.
También se produce una despersonalización donde los fenómenos psíquicos como la percepción, la memoria o los sentimientos aparecen como extraños a uno mismo: síndrome del espejo.
Otra característica es la desrealización o sensación de extrañeza frente al mundo externo, que por su proximidad y cotidaniedad debería resultar reconocido. El entorno aparece como nebuloso, irreal, extraño e insólito.
Para su diagnóstico requiere de una exploración clínica y neurológica completa.
Subtipos tradicionales
ESQUIZOFRENIA PARANOIDE
Preocupación por una o más ideas delirantes de grandeza o persecución.
Alucinaciones auditivas frecuentes.
No hay lenguaje desorganizado, ni comportamiento catatónico o desorganizado, ni afectividad aplanada o inapropiada.
También pueden presentar ansiedad, ira, tendencia a discutir y violencia.
ESQUIZOFRENIA DESORGANIZADA
Lenguaje y comportamiento desorganizado.
Afectividad aplanada o inapropiada.
Puede presentar ideas delirantes que giran alrededor de un tema incoherente.
Suele ser de inicio temprano.
ESQUIZOFRENIA CATATÓNICA
Marcada alteración psicomotora que puede incluir inmovilidad motora o actividad motora excesiva.
Negativismo extremo, o mutismo.
Peculiaridades del movimiento voluntario con posturas extrañas, movimientos estereotipados, muecas.
Copia lo que dice o hace otra persona.
ESQUIZOFRENIA SIMPLE
Es un tipo de esquizofrenia sin alucinaciones ni delirios, pero el enfermo pierde sus capacidades, no da a basto.
ESQUIZOFRENIA HEBEFRÉNICA
Tiene un comienzo temprano (entre 12-13 años), en principio parece retraso mental.
Sufre alteración de la conducta.
Afectividad aplanada.
Delirios.
Tratamiento:
El tratamiento es farmacológico, los medicamentos antipsicóticos utilizados son los neurolépticos (Haloperidol, Largacil, Meleril, etc.) son muy efectivos en el tratamiento de la esquizofrenia pero poseen importantes efectos secundarios como temblores, rigidez, inquietud interna, sudor e incluso convulsiones. También produce efectos indeseables no neurológicos como ictericia (coloración amarillenta de la piel), fiebre alta, anemia aplásica, hipersensibilidad dérmica, hipotensión, incremento de peso y en casos extremos "síndrome neuroléptico maligno" que puede llevar a la muerte. Los neurolépticos aparecieron en los años cincuenta, actualmente existen nuevas formas de presentación que reducen estos efectos secundarios como la Clizamina o la Risperidona, gracias a este avance los pacientes no abandonan tan fácilmente el tratamiento, pues no sufren tantas molestias.
Frecuentemente se interna al paciente para estabilizar la medicación, evitar que se lastime o que dañe a otros, protegerlo de las ideas suicidas u homicidas, para proveerle cuidados básicos, alimento, higiene, reducir el nivel de estrés y ayudarlo a estructurar sus actividades diarias. La duración dependerá de la gravedad del padecimiento y de la disponibilidad de recursos para el tratamiento ambulatorio. También se siguen terapias electroconvulsivas en pacientes catatónicos o que no pueden tomar medicación antipsicótica.
En un primer momento la psicoterapia individual es contraindicada, no así la terapia grupal o familiar que suelen ser muy beneficiosa. Las intervenciones psicosociales refuerzan la capacidad de la persona para enfrentarse al estrés o adaptarse a los efectos de la enfermedad.
La psicoterapia grupal es muy útil para el entrenamiento en habilidades sociales. Permiten la rehabilitación social y laboral del paciente, que aprende a relacionarse con los demás y a manejarse en la vida cotidiana después de contraída la enfermedad. Lo importante es que puedan tener un comportamiento adecuado dentro del hogar así como una mejor vida social.
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1 comentario:
Interesante saber cosas como esta. No sabía que existían diferentes tipos de esquizofrenia.
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