domingo, 13 de junio de 2010

El lenguaje de los gestos

Da buena impresión

> La cara: después de los ojos, es la parte más expresiva del cuerpo. Para mostrar que estás contenta por un encuentro, enviamos un mensaje positivo sonriendo. Atención, no ofrezcas una sonrisa exagerada que pueda ser percibida como forzada. Así que guarda la boca cerrada.

> Los ojos: establecemos un contacto visual franco y directo. Una mirada demasiado fija y larga, puede ser interpretada como una amenaza o una necesidad de imponer superioridad. Huidiza o hacia el suelo, es percibida como un signo de sumisión, de debilidad o de hipocresía.

> El apretón de manos: Un ejercicio delicado que practicarás mirando a tu interlocutor a los ojos. Lo preferimos dinámico, firme y breve para mostrar que somos francos, que tenemos carácter y que somos eficaces. En cambio, evitamos los apretones de manos flojos, que denotan, para el 66% de las personas, una falta de carácter. En cuanto a las manos sudorosas, traicionan la ansiedad y el nerviosismo. Cuando se desea mostrar compasión o reconocimiento, se alarga el contacto.

> La postura ideal: muy derechos en el asiento, sin cruzar los brazos ni las piernas (son signos de cierre, incluso de rechazo) y haciendo frente al receptor. Sentados de lado, indicamos que no nos sentimos a gusto. Podemos poner las manos sobre las rodillas, sin mostrar las palmas, un gesto que traiciona la sumisión o la impotencia; y no cerramos los puños, para no mostrar agresividad.
Respetamos el territorio del interlocutor, así evitamos hablarle demasiado cerca o poner las manos o los antebrazos sobre su mesa. Una distancia de 60 cm es adecuada.