viernes, 16 de enero de 2009
Esquizofrenia (artículo; autor: cristhian julian amaya chamorro)
La esquizofrenia es un trastorno fundamental de la personalidad, una distorsión del pensamiento. Los que la padecen tienen frecuentemente el sentimiento de estar controlados por fuerzas extrañas. Poseen ideas delirantes que pueden ser extravagantes, con alteración de la percepción, afecto anormal sin relación con la situación y autismo entendido como aislamiento.
El deterioro de la función mental en estos enfermos ha alcanzado un grado tal que interfiere marcadamente con su capacidad para afrontar algunas de las demandas ordinarias de la vida o mantener un adecuado contacto con la realidad. El psicótico no vive en este mundo (disociación entre la realidad y su mundo), ya que existe una negación de la realidad de forma inconsciente. No es consciente de su enfermedad.
El comienzo de la enfermedad puede ser agudo, es decir, puede comenzar de un momento para otro con una crisis delirante, un estado maníaco, un cuadro depresivo con contenidos psicóticos o un estado confuso onírico. También puede surgir de manera insidiosa o progresiva.
La edad de inicio promedio es en los hombres entre los 15 y los 25 años, y en las mujeres entre los 25 y los 35 años. No obstante puede aparecer antes o después, aunque es poco frecuente que surja antes de los 10 años o después de los 50 años.
La esquizofrenia se puede presentar principalmente asociada a los Trastornos Relacionados Sustancias. Del 30 al 40 % de los esquizofrénicos presenta problemas de abuso de alcohol; el 15-25 % problemas con el cannabis; del 5 al 10 % abusa o depende de la cocaína. También se incluye el abuso de nicotina, muy frecuente en estos pacientes. Las drogas y el alcohol permiten reducir los niveles de ansiedad y la depresión provocados por la esquizofrenia.
Criterios diagnósticos:
No existe un cuadro clínico único, sino que hay múltiples síntomas característicos; síntomas emocionales, cognitivos, de personalidad y de actividad motora.
La sintomatología debe estar presentes durante al menos 1 mes y persistir durante al menos 6 meses.
Síntomas positivos: exceso o distorsión de las funciones normales como:
- Alucinaciones: percepciones que no existen que pueden ser auditivas, visuales, táctiles, olfativas o gustativas (las 2 primeras son las más comunes).
- Ideas delirantes: alteraciones del pensamiento, ideas falsas e irreductibles al razonamiento argumental.
- Lenguaje desorganizado e incoherente (suelen ser ideas de persecución, de grandeza, religiosos, de celos e hipocondríacos).
- Comportamiento gravemente desorganizado (agitación, incapacidad de organizarse y de mantener la higiene personal) o catatónico (con una disminución de la actividad psíquica y motora hasta llegar a una falta total de atención y rigidez).
- Síntomas negativos: parecen reflejar una disminución o pérdida de las funciones normales.
Los síntomas negativos comprenden restricciones:
- Embotamiento afectivo: no reacción ante estímulos emocionales.
Pobreza del habla (alogia).
- Abulia o apatía: falta de voluntad, incapacidad para persistir o para iniciar una actividad.
- Anhedonia: incapacidad para disfrutar de los placeres.
Los síntomas negativos alteran la capacidad de funcionar en la vida diaria de los pacientes, son personas que se acaban aislando y perdiendo a los amigos.
El curso de la enfermedad se caracteriza por fases de agudización y fases de remisión de los síntomas, aunque algunos enfermos presentan un curso estable. A medida que pasa el tiempo, los síntomas negativos se acentúan más, mientras que los positivos van remitiendo.
También se produce una despersonalización donde los fenómenos psíquicos como la percepción, la memoria o los sentimientos aparecen como extraños a uno mismo: síndrome del espejo.
Otra característica es la desrealización o sensación de extrañeza frente al mundo externo, que por su proximidad y cotidaniedad debería resultar reconocido. El entorno aparece como nebuloso, irreal, extraño e insólito.
Para su diagnóstico requiere de una exploración clínica y neurológica completa.
Subtipos tradicionales
ESQUIZOFRENIA PARANOIDE
Preocupación por una o más ideas delirantes de grandeza o persecución.
Alucinaciones auditivas frecuentes.
No hay lenguaje desorganizado, ni comportamiento catatónico o desorganizado, ni afectividad aplanada o inapropiada.
También pueden presentar ansiedad, ira, tendencia a discutir y violencia.
ESQUIZOFRENIA DESORGANIZADA
Lenguaje y comportamiento desorganizado.
Afectividad aplanada o inapropiada.
Puede presentar ideas delirantes que giran alrededor de un tema incoherente.
Suele ser de inicio temprano.
ESQUIZOFRENIA CATATÓNICA
Marcada alteración psicomotora que puede incluir inmovilidad motora o actividad motora excesiva.
Negativismo extremo, o mutismo.
Peculiaridades del movimiento voluntario con posturas extrañas, movimientos estereotipados, muecas.
Copia lo que dice o hace otra persona.
ESQUIZOFRENIA SIMPLE
Es un tipo de esquizofrenia sin alucinaciones ni delirios, pero el enfermo pierde sus capacidades, no da a basto.
ESQUIZOFRENIA HEBEFRÉNICA
Tiene un comienzo temprano (entre 12-13 años), en principio parece retraso mental.
Sufre alteración de la conducta.
Afectividad aplanada.
Delirios.
Tratamiento:
El tratamiento es farmacológico, los medicamentos antipsicóticos utilizados son los neurolépticos (Haloperidol, Largacil, Meleril, etc.) son muy efectivos en el tratamiento de la esquizofrenia pero poseen importantes efectos secundarios como temblores, rigidez, inquietud interna, sudor e incluso convulsiones. También produce efectos indeseables no neurológicos como ictericia (coloración amarillenta de la piel), fiebre alta, anemia aplásica, hipersensibilidad dérmica, hipotensión, incremento de peso y en casos extremos "síndrome neuroléptico maligno" que puede llevar a la muerte. Los neurolépticos aparecieron en los años cincuenta, actualmente existen nuevas formas de presentación que reducen estos efectos secundarios como la Clizamina o la Risperidona, gracias a este avance los pacientes no abandonan tan fácilmente el tratamiento, pues no sufren tantas molestias.
Frecuentemente se interna al paciente para estabilizar la medicación, evitar que se lastime o que dañe a otros, protegerlo de las ideas suicidas u homicidas, para proveerle cuidados básicos, alimento, higiene, reducir el nivel de estrés y ayudarlo a estructurar sus actividades diarias. La duración dependerá de la gravedad del padecimiento y de la disponibilidad de recursos para el tratamiento ambulatorio. También se siguen terapias electroconvulsivas en pacientes catatónicos o que no pueden tomar medicación antipsicótica.
En un primer momento la psicoterapia individual es contraindicada, no así la terapia grupal o familiar que suelen ser muy beneficiosa. Las intervenciones psicosociales refuerzan la capacidad de la persona para enfrentarse al estrés o adaptarse a los efectos de la enfermedad.
La psicoterapia grupal es muy útil para el entrenamiento en habilidades sociales. Permiten la rehabilitación social y laboral del paciente, que aprende a relacionarse con los demás y a manejarse en la vida cotidiana después de contraída la enfermedad. Lo importante es que puedan tener un comportamiento adecuado dentro del hogar así como una mejor vida social.
Ejercicio físico y depresión (por Katee Lee)
¿Puede el ejercicio en realidad mejorar mi estado de mal ánimo?
Sí. Una caminata a paso brioso tres veces a la semana puede ayudarle a recuperarse de una depresión en menos tiempo, puede disminuir la severidad de la misma, e incluso puede prevenir desde un principio que sea afectado por la melancolía o la tristeza. Docenas de estudios clínicos han demostrado que el ejercicio puede de manera significativa aliviar síntomas físicas y emocionales en personas que sufren de la depresión clínica. Otros estudios han demostrado que personas de cualquier edad, sea usted joven o en edad avanzada, sufrirán menos problemas físicos y mentales tanto como gozaran de un mejor auto-estima al seguir un régimen fijo de ejercicio.
En un estudio clínico, se planteó que un grupo de estudiantes universitarios que hacían ejercicios aeróbicos durante cinco semanas se sobrepuso de forma más plena y más rápida de los sucesos estresantes de la vida que aquellos que practicaban técnicas para relajarse. De hecho, un estudio que siguió un grupo de pacientes entre 50 y 77 años de edad encontró que un régimen fijo de ejercicio ayudaba tanto para aliviar síntomas de depresión como tomar medicamentos, según un reportaje en la edición del 25 de octubre de 1999 de Archives of Internal Medicine.
¿Cómo es que el ejercicio puede ayudarle a aliviar la depresión?:
El simple hecho de enfocarse tanto mental como físicamente en una actividad rítmica puede ayudarle a aliviar la ansiedad. El ejercicio es una buena manera de acabar con el estrés, no solamente porque alivia la tensión muscular sino que a la vez acelera el ritmo del corazón. Resulta que la combinación relaja el cuerpo y lo hace sentir más despierto. Por lo tanto, se siente más capaz de enfrentar los problemas de la vida. Además, se sentirá mejor sabiendo que está vaciando sus frustraciones en un Stairmaster y no en su pareja o en sus socios.
Si su sueño y apetito han sido afectados por la depresión, el hecho de quemar unas calorías más puede ayudar al cuerpo a encaminarse de nuevo y aumentar su nivel de energía. Claro, ponerse más fuerte y mantenerse en forma lo hace sentir mejor consigo mismo a la vez que realza su sentido de eficacia y control sobre su propia vida. Tampoco es poca cosa saber que puede de vez en cuando rendirse a la tentación de comerse un helado con frutas y nueces sin preocuparse demasiado por los efectos que eso podría tener en sus caderas.
Es imposible decir con plena seguridad que el ejercicio de hecho puede cambiar la química del cerebro. Sin embargo un estudio reciente encontró que una buena sesión de ejercicios puede aumentar su nivel de serotonina, una sustancia química relacionada con el estado de ánimo de uno. El ejercicio intenso también puede estimular la producción de los endorphins, analgésicos naturales que pueden en ocasiones hacerlo sentir eufórico, pero los investigadores no están seguros si esto es suficiente para sacarlo de un estado depresivo.
También existen claros beneficios sociales en el ejercicio que pueden ayudarle a mejorar su estado de ánimo. Pertenecer a un club o encontrarse con amigos para caminar o hacer ejercicios puede disminuir la sensación de aislamiento que puede desarrollar al estar deprimido.
¿Cuáles ejercicios son los mejores para aliviar mi estado de ánimo?:
No hay pruebas que confirmen que una clase de ejercicios sea mejor que cualquier otra. La mayoría de los estudios clínicos han investigado el correr u otras actividades aeróbicas. Sin embargo, aquellos estudios que también han comparado los efectos de las actividades de baja intensidad, tales como caminar y ejercicios no-aeróbicos tal como el entrenamiento con pesos, han encontrado que estos tipos de ejercicio son igualmente eficaces en disminuir la ansiedad y la depresión. Para aprovechar los beneficios emocionales ni siquiera necesita lograr un aumento en su fuerza física o capacidad cardiovascular.
¿Cómo puedo esforzarme a hacer ejercicios cuando por poco no puedo levantarme de la cama?:
Puede parecerle imposible esforzarse a hacer ejercicios por su cuenta. Si usted está sufriendo de una depresión severa, hable primero con su médico acerca de sesiones de sicoterapia o medicamento, o los dos. Al sentirse un poco recuperado, podría buscar un programa estructurado enfocado en ejercicios que se hacen en grupo y basado en actividades que ha gozado en el pasado.
Pertenecer a un grupo dedicado al gozo de caminar puede ser una buena opción porque puede participar sin que haya alcanzado un nivel de buen estado físico y no requiere ningún entrenamiento o equipo especial.
Salir de la casa en sí -- sobre todo si el día está bueno -- le puede ser terapéutico. Comience caminando por cinco a diez minutos al día hasta que alcance los 30 o 45 minutos seguidos. Puede ser que tenga que mantener este régimen por varias semanas antes de sentir una mejoría en su estado de ánimo pero intente hacer de este régimen una costumbre imprescindible. A lo mejor ayudaría pensar en esto como adquirir un nuevo estilo de vida saludable que pretende mantener por vida. Entonces tómelo poco a poco. Los estudios clínicos demuestran que hay que seguir un régimen de ejercicio fijo por al menos cuatro meses seguidos antes de sentir una verdadera mejoría.
Recuerde, el ejercicio no puede ser considerado como opción única en el tratamiento de la depresión. Sin embargo, se considera que es una buena actividad para agregar a sesiones de sicoterapia o tratamiento con medicamentos. Si usted padece de una condición médica o no está en una buena condición física, hable con su médico acerca del mejor régimen de ejercicios para usted.
KATE LEE. CONSUMER HEALTH INTERACTIVE.
La cólera (por Chris Woolston)
La cólera es una señal que vale la pena escuchar:
La cólera es una emoción saludable perfectamente normal y es un aviso al que debemos prestar atención. Esta puede indicar que nos están hiriendo, que nuestras necesidades no están satisfechas, que estamos comprometiendo demasiado nuestros propios valores en una relación, que se están pisoteando nuestros derechos, que estamos dando demasiado a expensas de nosotros mismos. La cólera también puede ser señal de que otras personas están haciendo tanto por nosotros que esto está interfiriendo con nuestro propio crecimiento. La cólera puede avisarnos cuando necesitamos decir "no" para mantener nuestra propia integridad.Pero cuando no tenemos control de la cólera, puede ser destructiva. Los estudios muestran que los ataques de cólera frecuentes y excesivos pueden usualmente ocasionar depresión. Considere los resultados de un importante estudio llevado a cabo por investigadores en la Escuela de Medicina Johns Hopkins (Johns Hopkins School of Medicine). Los investigadores recogieron cuestionarios que fueron contestados por más de 1.100 estudiantes de medicina desde 1948 hasta 1964. Entre otras cosas, los estudiantes describieron la manera como reaccionaban ante situaciones estresantes. Comparando los resultados con registros de salud en los próximos 30 a 40 años, los investigadores concluyeron que los estudiantes impetuosos tenían el doble de posibilidades de caer finalmente en la depresión. También tenían posibilidades casi dos veces y media mayores de sufrir ataques cardíacos.
Si la cólera es una señal de alerta saludable, ¿por qué los estudiantes impetuosos tenían más probabilidades de deprimirse? La repuesta puede estar en cómo ellos (y muchos de nosotros) expresan la cólera.
El mito de "desahogarse":
Existe el mito de que simplemente "desahogar" la cólera siempre lo hará sentir mejor. En realidad esto usualmente lo hace sentir peor. Cuando usted siente que la rabia está en camino, una mejor táctica podría ser tomar aliento y preguntarse por qué está realmente enojado, cuál es el problema, y la manera como usted podría comunicar su ira sin ser hostil y agresivo.
Simplemente desahogando la cólera no se resuelve el problema; de hecho, esto reforzará viejos patrones trillados en la relación y mantendrá el status quo, de acuerdo con la psicóloga Harriet Lerner. Algunas veces puede ser útil sólo desahogar algo de la cólera (sin ser ofensivo), pero esto usualmente garantizará que nada cambiará. Como lo señala Lerner en "The Dance of Anger", "Los sentimientos de depresión, baja autoestima, autotraición e inclusive de odio por nosotros mismos son inevitables cuando peleamos, pero continuamos sometiéndonos a circunstancias injustas, cuando nos quejamos pero vivimos de una manera que traiciona nuestras esperanzas, valores y potenciales o cuando nos encontramos satisfaciendo el estereotipo de la sociedad de la persona criticona, implacable, destructiva".
Y la rabia no necesariamente desaparece cuando llega la depresión. De hecho, los desórdenes del temperamento pueden sólo echar más leña al fuego. De acuerdo con un informe reciente en Journal of Clinical Psychiatry (revista de psiquiatría clínica), cerca de una de cada tres personas deprimidas son también abiertamente hostiles. Frecuentemente la hostilidad está acompañada de culpabilidad, ansiedad, recelo y preocupaciones por la salud. Además, muchas personas deprimidas presentan "ataques de cólera". La molestia más leve puede ocasionar aceleración de los latidos del corazón, sudoración, sofocos y opresión en el pecho.
La mezcla de cólera con depresión puede ser explosiva. Más del 60 por ciento de las personas con depresión que presentan ataques de cólera dicen haber maltratado verbal o físicamente a otras personas durante estos ataques. Aún más preocupante, en un estudio publicado en el Journal of Consulting and Clinical Psychology se encontró que cuando la severidad de la depresión aumentaba en un 20 por ciento, las probabilidades de mostrar "agresión severa" con uno de los cónyuges aumentaba al 74 por ciento.
"Las personas encolerizadas mantienen alejados a quienes los rodean", dice el psicólogo Matthew McKay en su libro "When Anger Hurts" (Cuando la cólera hiere). "Pero cuando lo hacen experimentan menos apoyo, menos disfrute y un sentimiento mayor de soledad que sus homólogos no hostiles. Para muchas personas, el precio de la cólera es el aislamiento. Los amigos se alejan y las parejas se separan".
Al igual que Lerner, McKay y sus coautores enfatizan que la emoción no tiene que exigir este precio. De manera particular, ellos hacen hincapié en la importancia de responsabilizarse personalmente en lugar de verse a sí mismo como víctima de otras personas. Los autores aconsejan suspender la hostilidad antes de que se presente siendo conscientes de los "agentes desencadenantes" y de los signos físicos e indicadores que se sienten justo antes de que la cólera ataque (tales como aumento del pulso, respiración forzosa, opresión de los intestinos, puños apretados o mandíbula tensionada). reaccione a estos síntomas de estrés respirando profundamente por lo menos 10 veces, masajeando las partes tensas de su cuerpo, cambiando de postura y haciendo estiramiento o abandonando el lugar donde se está en el momento. Para evitar que una pelea pase a mayores, usted y su pareja pueden acordar en respetar el llamado a una pequeña tregua y luego, cuando esté listo para hablar, trate de negociar sus peticiones.
Si esta técnica no funciona, los autores aconsejan imaginar la manera de satisfacer sus propias necesidades. Si usted está encolerizado, digamos, porque parece que una amiga cercana lo ignora cada vez que se muestra interesada en una nueva relación amorosa, los autores recomiendan hablar francamente acerca de esta situación y decirle a ella que usted se siente rechazado con cada nueva relación. Luego sugieren que se encuentren una vez por semana. También es recomendable ampliar el círculo haciendo planes con otros buenos amigos (desarrollar nuevas fuentes de apoyo y aprecio es mejor que hacer exigencias a alguien que no tiene la capacidad ni la voluntad de darle a usted lo que necesita).
Manejo efectivo de la cólera:
La respuesta no está en retener toda la cólera en su interior. Si usted constantemente "reprime" su cólera, es más probable que esta crezca, como un volcán, hasta que usted explote en un lucha o furia de autoderrota.
Otra técnica no efectiva para manejar la cólera es el hecho de culpar a su compañero (o a alguien más) o utilizar el silencio y la distancia emocional para transmitir su hostilidad. Esto no solamente provoca una ira enfermiza, sino que aumenta las posibilidades de que sus sentimientos sean desestimados por irracionales e inclusive "locos".
A continuación, Lerner aconseja "lo que debe hacer" y "lo que no debe hacer" cuando se siente encolerizado:
•Hable con claridad cuando una situación sea importante para usted. Esto no significa que usted deba convertir en un acontecimiento cada irritación menor que se le presenta, sino que usted adopte una actitud firme frente a situaciones que lo harían sentir infeliz y resentido si permanece callado.
•Tómese un aislamiento temporal. Algunas veces una buena pelea purifica el ambiente, pero con más frecuencia ésta solo refuerza viejos patrones. Si usted siente una rabia tan intensa que su corazón palpita fuerte, tómese algún tiempo para aclarar las cosas antes de hablar. Hágalo en otra parte de la casa o salga (lejos de la persona a quien estaba dirigiendo su ira inicialmente). Tómese todo el tiempo que necesite para calmarse completamente antes de regresar.
•Descubra la causa de su cólera. Pregúntese cuál es el problema real, qué parte de la situación lo está haciendo encolerizar, lo que cree y piensa, lo que quiere lograr o cambiar, quién es responsable de qué, qué estaría dispuesto a hacer y a no hacer. "Estas preguntas pueden parecer simples, pero es sorprendente la frecuencia con la que marchamos hacia la batalla sin saber de qué se trata la guerra", dice Lerner.
•Pelee limpio. No culpe, no etiquete, no amenace, no diagnostique, no predique, no ridiculice, no ordene ni dé ultimátum. No importa si usted se educó bajo estas tácticas poco limpias, trate de no utilizarlas nunca en una discusión, dice Lerner. Lo que es más importante, no menosprecie ni humille a la otra persona. (El psicólogo e investigador en problemas de pareja John Gottman ha encontrado que el menosprecio por el compañero es uno de los mejores indicadores para predecir el fracaso de una relación.)
•Incorpore la palabra "YO" en su lenguaje. Use la palabra "YO" cuando expresa sus sentimientos, por ejemplo, "YO siento esto cuando tú haces esto". Con esta técnica se tienen menos probabilidades de que la otra persona entre a la defensiva que cuando se le culpa y se le critica ("Tú nunca haces lo que amenazas hacer", "Tú me sacas de las casillas"). Lerner aconseja tener cuidado con los "pseudo-YO", como por ejemplo "Yo creo que eres egoísta y egocéntrico". Evite también las etiquetas ("Eres tan tacaño") y trate de no diagnosticar a la otra persona y de no decir lo que él o ella deben sentir o hacer.
•Sea específico. Las peticiones vagas tales como "Necesito que te preocupes más por mí" no son muy útiles, a menos que se den ejemplos acerca de lo que se quiere decir. ("Sólo necesito que me escuches, no estoy buscando consejos".)
•Acepte las diferencias de opiniones. No pelee por saber quién tiene la verdad absoluta; ambos pueden acordar que se puede estar en desacuerdo y usted no tiene que ganar todas las discusiones. Si alguien minimiza sus sentimientos, Lerner aconseja que se le diga algo así como, "bien, te puede parecer loco, pero eso es lo que siento".
•Dése cuenta que cada persona es responsable de su propio comportamiento. Si usted está enojado con un hijo o con sus parientes políticos, no lance maldiciones a su cónyuge: depende de usted encontrar la manera de manejar la situación.
•No diga a las personas la manera como "deben" sentir. Puede ser tentador, pero absténgase, también, de criticar o diagnosticar los sentimientos de alguien. Esto no significa que a usted se le deba culpar por esos sentimientos, por su puesto. Si una persona está enojada por una decisión que usted tomó, Lerner aconseja reconocer la ira de la siguiente manera: "entiendo que estés enojado y si yo fuera tú me sentiría igual, pero ya lo he pensado y esta es mi decisión".
•No canalice sus sentimientos a través de una tercera persona. En lugar de decirle a su cónyuge: "nuestro hijo está muy enojado porque trabajaste hasta tarde y no fuiste a la obra de teatro que tenía en la escuela" dígale "estoy preocupada: Eres importante para mí y realmente quería que estuvieras allá".
•Recuerde que el cambio toma tiempo. No espere resultados rápidos de unas cuantas confrontaciones: a usted lo pondrán a prueba una y otra vez. Prepárese para esto y habrá menos posibilidades de que lo saquen de quicio.
Manejar su enojo de una manera constructiva significa que usted no tiene que permitir que su estado de ánimo se lleve lo mejor que tiene. Inclusive si usted es del tipo de personas que se sofoca con el tráfico o que lanza objetos al televisor, puede encontrar una manera de controlar su ira antes de que lo lleve a la depresión.
Si usted ya está deprimido, los medicamentos antidepresivos como la fluoxetina (Prozac) o la sertralina (Zoloft) pueden ayudarle a prevenir los ataques de cólera. Si usted quiere controlar su ira antes de que se presente la depresión, tendrá que analizar las raíces de su enojo y el efecto que éste tiene en su vida.
En su libro clásico "Feeling Good" (Sentirse bien), el psiquiatra David D. Burns expone una estrategia efectiva para manejar la cólera. En lugar de hablar mal y despotricar, él recomienda apaciguar la ira innecesaria antes de que ésta ataque. Con una mentalidad más positiva usted puede, de una manera calmada, manejar situaciones que antes lo ponían furioso.
Al igual que lo hace Lerner, Burns advierte que las víctimas de su cólera rara vez se mostrarán humildes o comprensivos (en lugar de esto, ellos tiene la posibilidad de salir heridos, mostrarse a la defensiva y hostiles). El autor recomienda examinar los pensamientos de enojo para saber si existe algún tipo de distorsión (es decir, si un amigo quien canceló una cita para almorzar estaba realmente tratando de herir sus sentimientos, o si existe otra explicación posible). El también sugiere tratar de mirar las cosas desde la perspectiva de otras personas para saber si las situaciones son tan injustas como en principio parecían.
La Asociación Psicológica Estadounidense (American Psychological Association, APA) ofrece los siguientes consejos adicionales para el manejo de la ira: Cuando usted sienta que la cólera aumenta, respire unas cuantas veces desde su estómago y repita lentamente palabras tranquilizadoras tales como "relájate". La APA también recomienda alejarse de situaciones que provoquen enojo. Si estar atrapado por el tráfico lo enfurece, por ejemplo, trate de cambiar el horario para evitar las horas pico. Luego busque un alivio para su cólera. En lugar de gritar, trate de hablar sobre el tema. Es posible que usted también desee quemar un poco del exceso de adrenalina levantando pesas o trotando alrededor de su vecindario. Finalmente, si todavía tiene problemas para manejar la cólera, considere el hecho de recibir asesoramiento o clases para el manejo de la misma. Un terapeuta lo puede ayudar a expresar sus sentimientos de una manera más saludable.
CHRIS WOOLSTON
jueves, 15 de enero de 2009
El flechazo amoroso (por Tristán, Rosa M. EL MUNDO)
Las últimas investigaciones revelan que el enamoramiento dispara unas sustancias en el cerebro que provocan efectos similares a las drogas.La química del amor está en marcha: abrazos, caricias, miradas cómplices que no se ocultan al mundo. El enamoramiento entre el presidente francés Nicolas Sarkozy y la cantante Carla Bruni está en su fase álgida y sus cerebros, según las últimas investigaciones, están en ebullición eléctrica (por las descargas neuronales) y química (por las hormonas y sustancias que participan). Toda una droga.
Empezando por la infancia, algunas investigaciones apuntan que entre los cinco y los ocho años ya se desarrollan los moldes cerebrales que determinan de quién nos enamoramos. Por ello, a menudo el flechazo surge con personas parecidas a lo largo de toda la vida. "Para que se produzca, debe haber concordancia de interés entre las dos personas y que surjan recuerdos de otros momentos de atracción", explica José Luis González de Rivera, jefe de Psiquiatría en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
A veces, añade este experto, es un amor de rebote, para acabar con el sufrimiento que produce una ruptura, el famoso "un clavo saca otro clavo", que es lo que podría haberle sucedido a Sarkozy tras ser abandonado por su mujer Cecilia. "Pero son enamoramientos a menudo decepcionantes, porque no se basan en la atracción por la otra persona. Es mejor esperar a deshabituarse del anterior", asegura este psiquiatra.
Y es que al enamorarse se provocan reacciones químicas adictivas, como con las drogas, y el desamor produce síndrome de abstinencia.
Para empezar, en contra de lo que se pensaba, las mujeres emiten feromonas al ovular, como otras hembras de animales. Son hormonas inodoras pero que perciben los hombres.
Un estudio publicado en la revista 'Evolución and Human Behavior' detectó que las 'strippers' ganan el doble cuando están ovulando que cuando tienen la menstruación, lo que sugiere que los hombres responden a esos estímulos olfativos. También se comprobó que los maridos son más celosos y más atentos sexualmente con sus esposas durante el periodo de ovulación.
Otros investigadores han demostrado que, por su parte, las mujeres detectan el complejo de histocompatibiblidad mayor (CHM) del sistema inmune, unos genes que producen olores diferentes, y sienten mayor atracción por los varones con un CHM diferente al propio.
DESCARGA QUÍMICA:
Una vez encontrada la persona más atractiva, el sistema nervioso se pone en marcha y se produce una descarga de feniletilamina, un compuesto de la familia de las anfetaminas que desata la pasión. «Ella es la responsable de producir la excitación, la que hace que se produzca la dopamina, que es el neurotransmisor relacionado con el placer y la recompensa», comenta David Huertas, psiquiatra e investigador del Hospital de Guadalajara.
Huertas no duda de que en el futuro se fabricarán sustancias que favorezcan los enamoramientos con unas gotas de oxitocina (la hormona de la confianza y el apego), serotonina (que genera bienestar), dopamina y noradrenalina (que dilata las pupilas y acelera la tensión).De ese cóctel explosivo es del que surge, según los últimos estudios, el enamoramiento y la adicción a esos arrebatos de los que no se libra ni Sarkozy, aunque su popularidad caiga en picado.
Otra hormona que está en activo es la testosterona. Se ha descubierto que la testosterona genera deseo sexual en las mujeres, en las que actúa como un afrodisíaco que se podría recibir de los besos de la pareja masculina.
Las resonancias magnéticas funcionales y la tomografías de positrones han ayudado mucho a conocer qué zonas del cerebro se encienden por amor. Según el equipo de Helen Fisher, son las áreas afectadas por la dopamina (que se produce en la zona tegmental ventral y se libera en el núcleo accumbens y la corteza frontal) las que se ponen al rojo vivo, así como el septum de las mujeres, una zona donde se sitúan las emociones, y la corteza visual en los hombres, donde se aprecia la belleza.
Los investigadores Samir Zeki y Andreas Bartels comprobaron que, además, se inhibe el córtex frontal, donde reside la racionalidad y el sentido crítico respecto a la pareja. Son las locuras del amor.
Una vez pasada la pasión, que dura meses, otras áreas comienzan a funcionar, las vitales en las relaciones duraderas. Por ello, una relación estable puede verse sorprendida por una aventura imprevista. En otros casos no se llega a la segunda fase, y con la pasión desaparece toda la atracción.
Tristán, Rosa M.
EL MUNDO
El elefante encadenado ( por Jorgue Bucay)
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente:¿Qué lo mantiene entonces?¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia:–Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad... condicionados por el recuerdo de «no puedo»... Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón...
JORGE BUCAY, «Recuentos para Demián»
Los efectos terapeúticos de las emociones positivas
Científicos ingleses hallaron nuevas evidencias sobre el poder contagioso de la risa: nuestro cerebro sería particularmente sociable, ya que gatilla una sonrisa como respuesta a la primera carcajada que percibe. "Parece que es absolutamente cierto que si reímos el mundo entero ríe con nosotros", dijo a LA NACION Sophie Scott, investigadora del Colegio Universitario de Londres, y autora del estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience .
Estudios previos habían demostrado que cuando observamos una cara sonriente se activa un grupo de células nerviosas llamadas neuronas espejo, que nos impulsan a sonreír. El fenómeno es evidente en los bebés, que sonríen a quien les sonríe.
El nuevo estudio reemplazó el estímulo visual por uno auditivo. Los investigadores seleccionaron vocalizaciones que correspondían a emociones positivas (diversión y triunfo) y negativas (miedo y disgusto) y, mediante estudios de resonancia magnética funcional, monitorearon la reacción cerebral de un grupo de voluntarios.
Las neuronas espejo se activaron como respuesta a todos los sonidos, preparando a los músculos faciales a entrar en acción. Sin embargo, la respuesta fue más intensa en el caso de las risas y voces triunfantes, hecho que no deja de ser una buena noticia, ya que la realidad no siempre permite presuponer que las emociones p ositivas son más contagiosas que las negativas.
Sophie Scott interpretó este hallazgo particularmente socializador del experimento: "El hecho de que las emociones positivas activen el sistema de neuronas espejo en mayor medida que las emociones negativas, nos permite comprender cómo las emociones positivas promueven la cohesión social".
Del estudio se desprende una conclusión trascendente: contamos con un cerebro social que nos asegura las bases biológicas capaces de favorecer la interacción y la empatía, fenómenos fundamentales para la vida en sociedad. Pero además, tendríamos una tendencia innata a sumarnos a las emociones positivas.
Y es en este punto que adquieren valor movimientos como la psicología positiva, impulsada unos pocos años atrás por Martin Seligman, de la Universidad de Pensilvania y Edgard Diener, de la Universidad de Illinois, como un intento por desplazar a la psicoterapia del registro más negativo de la enfermedad mental e impulsar el más optimista de la salud mental.
Aunque rescata el valor de la psicología positiva, el licenciado Fernando Torrente, jefe de Terapia Cognitiva del Instituto de Neurología Cognitiva asegura que "la mayoría de los clínicos con experiencia siempre supieron de la importancia de las emociones positivas y de fortalecer los recursos positivos de los pacientes".
Así, reivindica el valor de las conductas que promueven una mayor estimulación positiva, desde el cuidado del aspecto físico hasta la realización de actividades sociales gratificantes. "Sin embargo -advierte-, no hay que caer en reduccionismos". Y recuerda que, así como el estudio inglés demostró que las emociones positivas se contagian, otros demostraron que las negativas también pueden contagiarse.
RECURSOS OPTIMISTAS:
Para conjurar este aspecto menos optimista de la vida, una tendencia circula por todo el mundo proponiendo rescatar la capacidad de desarrollar recursos positivos y proyectarse con optimismo a pesar de los inevitables acontecimientos negativos.
Apenas algunos ejemplos: la escritura terapéutica con final feliz que postula Mónica Bruder, para ayudar a recuperar a quienes atravesaron experiencias traumáticas; la propuesta de los fonoauiólogos argentinos Mirta Nanno y Rubén Delauro, que promueven la risa como motor de salud y que tiene sus raíces en el famoso movimiento creado por Patch Adams en los 70, cuando inició la terapia de la risa con los pequeños pacientes internados en hospitales de Estados Unidos.
También la más reciente propuesta del laughing-yoga, inaugurada por el médico hindú Madan Kataria, que, a partir de los confirmados beneficios del yoga está difundiendo una alternativa que combina las posturas milenarias con el entrenamiento de la risa.
El número de estudios que reivindican el poder terapéutico de la risa y las emociones positivas se multiplica por el mundo. Explotar el costado placentero de la vida, comprometerse con las actividades que uno emprende y buscar un sentido existencial trascendente a través de actividades que rompan el individualismo y construyan generosamente en función de los otros, caminos que conducen a la "Auténtica Felicidad", según el libro en el que Martin Seligman, uno de los padres de la psicología positiva, describe la ruta de la gente feliz.
El perfil geográfico criminal
Artículo escrito por: Jorge Jiménez Serrano
Licenciado en Psicología. Psicólogo Criminal.
Experto en Psicopatología Criminal y Forense. Universidad Simon Fraser (Canadá)
Universidad Complutense de Madrid
España.
Resumen:
El perfil geográfico puede definirse como una técnica de análisis de la actividad espacial o geográfica de los delincuentes aplicada a la investigación criminal (Garrido, 2006). Una técnica que está dotando a los investigadores policiales y criminólogos de un perfil del delincuente atendiendo a su mapa mental, a sus movimientos geográficos, que tienen como objetivo final poder establecer hipótesis acerca del domicilio del criminal, prever sus movimientos y su zona de actuación. Junto con el perfil psicológico es una herramienta eficaz que complementa el resto de la investigación policial. También se aportan datos de las investigaciones realizadas en este ámbito.
Palabras claves:
SIG, perfil geográfico, perfil psicológico, mapa cognitivo, criminología ambiental, punto de anclaje, zona de seguridad, principio de decaimeinto.
EL PERFIL GEOGRÁFICO CRIMINAL
El perfil geográfico es una técnica de análisis complementaria o paralela al perfil psicológico que últimamente se está desarrollando enormemente con la ayuda de sistemas de información geográfica (SIG) que, como veremos más adelante, están dotando a los investigadores policiales y criminólogos de una herramienta eficaz con la que trabajar en determinadas investigaciones, además de servir de soporte y base de información para desarrollar nuevas teorías y políticas criminales.
Básicamente, podemos definir el perfil geográfico como una técnica de análisis de la actividad espacial o geográfica de los delincuentes aplicada a la investigación criminal. (Garrido, 2006). Como complemento al perfil psicológico, no se ocupa de cómo es el criminal, sino que pretende dar respuesta a dónde actúa el criminal, conocer cómo se desplaza, cuáles son sus movimientos y zonas de acción. El objetivo final para la investigación sería poder aportar la localización geográfica de la residencia del criminal, además de ofrecer hipótesis sobre futuras zonas de acción.
Generalmente esta técnica, aunque como veremos más adelante tiene otras aplicaciones, suele usarse en las investigaciones de delitos seriales en los que la policía no cuenta con pistas ni indicios forenses que puedan guiar la investigación. En estos casos, el disponer de un perfil geográfico puede reducir el número de sospechosos a una zona concreta, generando un número de ellos más fácil de manejar por los agentes, además de central los recursos policiales en aquellas zonas en las que es más probable que el delincuente actúe o resida. Al igual que el perfil psicológico, el geográfico cuenta con limitaciones y habla siempre de probabilidades, no resuelve los casos por sí solo, pero es una herramienta de investigación más que puede ayudar a la policía.
En este sentido, el perfil geográfico no se desarrolla aparte de la investigación, sino que se basa en un estudio exhaustivo de todo lo que se sabe del caso a través de las víctimas, pruebas forenses y escenas del crimen, dando especial atención a factores geográficos como el tipo de lugar del crimen, características de la zona, rutas de acceso y salida, etc.
Mapa cognitivo.
Entre las bases teóricas del perfil geográfico, se encuentra la idea de mapa cognitivo o esquema mental, que Bell, Fisher, Baum y Green (1996) definen como una representación muy personal del entorno familiar que nosotros experimentamos, es decir, una representación de nuestra personal forma de comprender el entorno.
Este esquema cognitivo nos permite adquirir, codificar, almacenar, recordar y manipular información sobre nuestro entorno. (Downs y Stea, 1973). Entre las funciones de los mapas cognitivos se encuentran la de proporcionar un marco de referencia ambiental para movernos por nuestro entorno, la persona que no es capaz de relacionar el lugar en el que se encuentra con su contexto se encuentra perdida, es por tanto un dispositivo para generar decisiones acerca de acciones de desplazamiento por nuestro entorno, contribuyendo además a generar una sensación de seguridad emocional (Aragonés, 1998).
El mapa mental es por tanto un esquema a modo de mapa o plano que el sujeto ha ido desarrollando con la experiencia con su entorno y que le permite desenvolverse y desplazarse por su territorio. Todos poseemos un mapa mental de la zona en la que residimos, de la ciudad y en general de todo el territorio por el cual nos desplazamos a lo largo de nuestra vida.
En el tema que nos ocupa, los delincuentes usan su mapa mental para dirigirse a determinados lugares, escoger determinadas zonas, acceder y huir por determinadas vías, en definitiva, la relación que establece el criminal con su entorno para cometer sus actos está condicionada por su mapa cognitivo.
La importancia de conocer este mapa mental radica en la posibilidad de poder determinar con su análisis el punto de partida de sus desplazamientos, lugar que generalmente suele ser su casa, aunque también puede ser su lugar de trabajo u otro domicilio anterior. Esto es lo que se suele denominar punto de anclaje y que más tarde se desarrollará.
El conocimiento geográfico que conforma el mapa mental como hemos visto anteriormente es un representación personal y propia de la persona, personas distintas pueden tener un mapa mental distinto aunque vivan en una misma zona, ya que parten de interpretaciones personales y de la experiencia particular que cada persona tiene con la zona en la que vive y por los lugares donde transita. El criminal por tanto consulta y usa su mapa cognitivo para analizar qué puede hacer en determinadas zonas, cómo puede llegar y salir de allí, qué tipo de víctimas y obstáculos se puede encontrar, qué sitios le son más cómodos y familiares para moverse, dónde se siente seguro...
Como afirma Garrido (2007) muchos asesinos en serie siguen una lógica definida a la hora de decidir dónde cometen sus crímenes, siguiendo una lógica de coste-beneficio: cuando invertimos un esfuerzo importante en algo, el lugar que elegimos para realizar esa inversión ha de minimizar los costes en relación a los beneficios que se pretenden obtener. Cabe pensar entonces que los asesinos se desplacen hasta lugares donde creen que pueden encontrar víctimas más vulnerables, donde pueda estar más seguro de que no serán sorprendidos o puedan escapar con facilidad.
Es por tanto, un objetivo del perfil geográfico, hacerse con una copia de ese mapa mental del criminal y ser capaz de entenderlo y usarlo como él lo haría para detectar próximas zonas de actuación y acotar lo máximo posible la base de operaciones desde la que inicia sus crímenes.
Criminología Ambiental.
La criminología ambiental (Brantingham, 1981) se dedica a estudiar los sucesos criminales como resultado de la relación entre ofensores potenciales y objetivos delictivos potenciales que se dan en puntos específicos del espacio y del tiempo.
La criminología ambiental se va a ocupar por tanto en analizar cómo la delincuencia ocurre en lugares y en tiempos concretos, dando gran importancia al principio de proximidad, el cual postula que los delincuentes actúan generalmente cerca de su hogar.
Junto a este principio se encuentra el de elección racional, el cual nos plantea que el delincuente establece un análisis de costo-beneficio, en el que sopesa la ganancia criminal y la probabilidad de ser descubierto.
Generalmente este tipo de “planificaciones” o “análisis” que realiza el delincuente, suceden dentro de un ámbito geográfico familiar para éste, tienen lugar fundamentalmente dentro del ámbito de las actividades rutinarias (Cohen y Felson, 1979), el cual apunta que es necesario que estén presentes tres factores para que se produzca el delito: una persona motivada para cometer el delito, un objetivo que le atrae y con bajo coste y ausencia de vigilancia o vigilancia insuficiente para disuadirlo. Si alguno de estos factores no está presente, el delito no se cometerá.
Hipótesis del círculo.
David Canter, profesor de psicología en la Universidad de Liverpool, es uno de los que más ha desarrollado la técnica del perfil geográfico, colaborando con la policía en la elaboración de perfiles psicológicos y geográficos.
El planteamiento de Canter y sus colaboradores parte del hecho de que los lugares del crimen están relacionados con el domicilio del criminal o con algún lugar importante para éste, que puede ser considerado su base de operaciones. Canter encontró que entre el 50% y 75% de los violadores de su estudio vivían en un área que podía ser definida por un círculo cuyo diámetro uniera los dos lugares más alejados donde había atacado, a lo que denominó la hipótesis del círculo (Garrido 2006).
En su estudio de 45 casos de agresores sexuales, 39 de ellos tenían su domicilio dentro del círculo que dibujaba sus dos delitos más alejados. En estos casos, el criminal parte desde su hogar, constituyendo este punto el centro desde el que se desplaza de forma radial hasta los lugares donde cometerá sus crímenes, una vez cometido vuelven a la seguridad de su hogar. A este tipo de agresores lo denominó “merodeadores”.
La distancia entre los lugares de los hechos estaba relacionados proporcionalmente con el domicilio del agresor, de tal forma que lugares muy distantes entre si se encontraban también más lejos del domicilio del agresor que aquellos lugares de los hechos que se situaban más próximos entre sí.
Al resto de agresores que no vivían dentro del círculo los denominó commuter o viajeros, agresores que viajan desde su domicilio hasta un área donde cometerá sus delitos. (Canter, 2005).
Canter junto con Maurice Godwin, del que hablaremos más adelante, llegaron a la conclusión tras un estudio de asesinos en serie, que en la realización del perfil geográfico no solo hay que tener en cuenta la escena del crimen donde se encuentra a la víctima, sino que es muy importante conocer el lugar dónde agresor y víctima entran en contacto, ya que es éste el lugar qué más se relaciona con el domicilio de la víctima. Para ello es necesario conocer los pasos de la víctima, saber donde fue vista por última vez, cómo y por qué llego hasta allí, etc.
Canter realiza otras aportaciones al desarrollo del perfil psicológico, como las que analizan la interacción entre agresión y víctima, dando lugar a su conocido modelo de los cinco factores, que el lector interesado puede encontrar en la bibliografía.
Principio de decaimiento con la distancia.
Kim Rossmo, inspector de policía y actualmente asesor de fuerzas y cuerpos de seguridad de varios países, plantea el principio de decaimiento con la distancia. Tras un análisis matemático de multitud de casos, muestra como a medida que aumenta los desplazamientos para cometer lo crímenes, la frecuencia de esos crímenes disminuye. Esto se relaciona con la preferencia por cometer delitos en la cercanía del domicilio y por la mayor probabilidad de escoger objetivos que supongan una menor modificación ambiental (Brantingham y Brantingham, 1984). No obstante, Rossmo argumenta que existe también una zona de seguridad o confort cerca de su domicilio en la que el criminal no comete sus delitos, ya que es una zona donde puede ser reconocido por las víctimas y/o por testigos.
Es importante entender que la distancia en estos mapas mentales es una percepción individual y depende mucho de las experiencias geográficas de la persona. Es decir, lo que para una persona puede ser una distancia larga, para otra puede que no lo sea, ya que tiene una percepción de lejanía distinta. Para una persona acostumbrada a viajar, conducir 100 Km. con el coche puede ser una distancia corta, pero para otra puede ser considerada como un trayecto largo. En relación con esto, los resultados estadísticos de varios estudios apuntan a que la agrupación de delitos próximos entre sí correlaciona más con la proximidad del domicilio del delincuente, que aquellos delitos que se producen geográficamente más aislados. Estos datos son de gran valor para la investigación de delitos seriales.
Rossmo también establece una categoría delictiva en función de tipo de víctimas que se elige en relación con sus movimientos geográficos:
* Cazador (Hunter): busca a sus víctimas en los alrededores de donde vive.
* Cazador furtivo (Poacher): actúa en un área específica que es distinta a donde vive.
* Pescador (Troller): actúa en su zona de actividad rutinaria, donde trabaja, donde se divierte...buscando la víctima y situación oportuna.
* Trampero (Trapper): usa artimañas y situaciones para llevar a la victima a su punto de anclaje, y es allí donde comete el delito. (Rossmo, 1995).
A la hora de realizar el perfil geográfico, Rossmo hace un estudio exhaustivo de las posibles rutas que ha seguido el delincuente para cometer los delito, tratando de sacar conclusiones respecto a las peculiaridades de movilidad de ese sujeto, si usa distancias cortas o largas, si viaja por carreteras nacionales o solo se mueve por la ciudad, etc. Las características de movilidad se van desarrollando y a veces pueden cambiar siguiendo el orden cronológico de los delitos, de tal forma que al ganar confianza con la experiencia delictiva, el criminal va a expandir su radio de acción, pudiendo modificar también su modus operandi y haciendo que si en sus primeros delitos iba caminando, posteriormente adquiera confianza y se arriesgue a desplazarse más lejos en coche.
En relación con esto, un criminal puede empezar siendo de una categoría y posteriormente pasarse a otra. Es importante tener en cuenta estos posibles cambios haciendo un análisis cronológico de sus delitos y detectando cambio en pautas.
Rossmo plantea una serie de preguntas a las que hay que responder a la hora de hacer un perfil geográfico:
1. Porqué elige esa víctima en ese lugar determinado.
2. Porqué elige esa zona.
3. Cómo ha llegado hasta allí.
4. La ruta seguida que características tiene: es fácil, conocida, peculiar...
5. Qué le ha podido atraer de ese lugar, qué relación puede tener con él.
6. En caso de crímenes seriales, cuáles serían los patrones geográficos.
7. Cómo se sale de ese lugar y que características tiene esa vía de escape.
8. Es un lugar apropiado para ese tipo de conductas.
9. Hay indicios de que la víctima ha sido llevada a allí desde otro lugar o fue abordada allí mismo.
10. Qué tipo de transporte puede haber usado.
Algunos estudios de comportamiento geográfico criminal.
Al igual que en el psicológico, el perfil geográfico también cuenta con métodos inductivos en los que se analizan casos resueltos para extraer patrones de conducta geográfica de los criminales y así aportar teorías e hipótesis para la metodología deductiva. Esta metodología en una visión y uso más amplio, puede usarse para describir la distribución geográfica de la criminalidad en una determinada zona. Ver en qué zonas se distribuyen y concentran los distintos tipos de delincuencia y cómo se comportan estos delincuentes a nivel geográfico puede ayudar no solo a establecer medidas policiales más eficaces sino también a desarrollar política criminales más ajustadas, específicas y óptimas.
Desde el punto de vista de la criminología se pretende avanzar más en el estudio del delincuente, no enfocándose como hasta ahora en características de personalidad, deficiencias intelectuales o educativas, sino atendiendo a factores situacionales como el entorno físico y el comportamiento geográfico de los delincuentes (Stangeland y Garrido, 2004).
Ya se ha comentado anteriormente algunos estudios realizados como los de Canter, Godwin y Rossmo, que han dado lugar a bases teóricas importantes en la realización de perfiles geográficos, como la hipótesis del círculo de Canter, el desarrollo de zona de seguridad de Rossmo y una serie de pautas comportamentales a nivel geográfico que se han visto validadas en numerosas investigaciones.
Anne Davies y Andrew Dale realizan un estudio en 1995 en el que se analizan 299 casos ya resueltos y 79 violadores, algunos de ellos violadores seriales. Los resultados permitieron concluir que casi todos los violadores seriales habían perpetrado sus delitos en las cercanías de sus puntos de anclaje y que no ampliaban progresivamente la distancia entre su domicilio y el lugar del delito, sino que se dedicaban a actuar dentro de una zona limitada. Este estudio también confirmaba la hipótesis de que los violadores de mayor edad viajan más lejos para cometer sus crímenes que los más jóvenes, los cuales actúan muy cerca de sus domicilios. (Extraído del estudio de la Oficina Federal de investigación Criminal alemana, 2004).
Robert Keppel, investigador de homicidios y profesor asociado de la universidad Sam Houston ha realizado varias investigaciones en casos de niños desaparecidos y posteriormente asesinados. Entre algunos de sus resultados obtuvo que más de la mitad de los agresores residían a menos de 400 metros del lugar de contacto con la víctima y que en dos de cada tres casos, la presencia del agresor en ese lugar estaba justificada porque en ella realizaba algún tipo de actividad cotidiana. (Extraído del estudio de la Oficina Federal de investigación Criminal alemana, 2004).
James L. LeBeau estudió 320 casos de violaciones en EE.UU, de las cuales 156 casos eran delitos aislados y resto violaciones seriales realizadas por 39 violadores. Los resultados confirman la hipótesis de que los violadores actúan de forma regional muy cerca de su punto de anclaje, es más, frente a lo que podría parecer, los violadores seriales son los que realizan trayectos más cortos entre su punto de anclaje y la zona de contacto con su víctima. Todos los violadores tenían un punto de anclaje a una distancia aproximada de 4 kms. con respecto al lugar de contacto con su víctima. (Extraído del estudio de la Oficina Federal de investigación Criminal alemana, 2004).
La Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania realiza en 2004 un extenso estudio sobre comportamiento geográfico distinguiendo entre delito de violaciones y delito de homicidios sexuales. Debido al gran número de casos estudiados, 348 violaciones y 170 homicidios sexuales, los resultados son estadísticamente muy relevantes. Estos son algunos de los resultados:
En el 30% de los delitos de este estudio, el punto de anclaje y el lugar de contacto con la víctima se encontraba a menos de 1 km. de distancia, y en más del 85% de ellos a unos 20 km. Estas distancias cortas se explican porque los actos son cometidos durante la realización de rutinas cotidianas por parte del delincuente. En relación con esto, el 35% de las violaciones y el 49% de los homicidios se sucedieron en más de un lugar, es decir, el lugar de contacto no era considerado el apropiado por el delincuente y trasladaba a sus víctimas a otro sitio donde consumaba el delito.
Al analizar las violaciones distinguiendo entre aquellas que son actos planificados por el delincuente y las que son actos espontáneos, descubrieron que los delincuente que planificaban sus violaciones tendían a recorrer distancias más largas desde su punto de anclaje, creando una zona de seguridad alrededor de la zona de anclaje. No obstante, en ambos grupos la distancia entre el punto de anclaje y el punto de contacto no superaba los 20 kms. en casi el 80% de los casos. En el caso de homicidios no pudo constatarse estas diferencias.
La misma tendencia se muestra si comparamos las violaciones pertenecientes a violadores seriales con violaciones aisladas. Los violadores seriales, igual que los que planifican suelen recorrer más distancias.
Aunque sin gran significación estadística, comprobaron como los violadores mayores de 30 años recorrían distancias más largas que los menores de 29 años, siendo mucho más significativo en el caso de los menores de 18 años, en el que el 85% actuaba en un área de 5 km. respecto a su punto de anclaje. En el caso de homicidios tampoco se pudo constatar estas diferencias
Si la victima de violación eran niños, en el 92% de los casos el delito tenía lugar dentro de un radio de menos de 15 Km. respecto al lugar de contacto. Esto puede explicarse porque los niños son victimas que solo están disponible en horas del día, lo que aumenta el riesgo de ser descubierto. Este riesgo se puede reducir si el delincuente actúa en una zona que le da seguridad y en la que puede controlar mejor los riesgos y pasar desapercibido, pues forma parte de su actividad cotidiana y no será visto como un extraño. Aunque en el caso de homicidios no se percibe de forma clara esta tendencia, los resultados apuntan a que el 45% de las víctimas menores de 13 años, la distancia entre punto de anclaje y lugar de contacto era de 1 Km. frente a solo el 25% cuando eran mayores de 13 años.
En este estudio también se demostró como era más óptimo, para localizar el punto de anclaje del agresor, tomar el lugar de contacto con la victima que el lugar donde se encuentra en cuerpo (BKA, 2004).
Los datos de esta investigación concuerdan con los obtenidos por el FBI en el análisis de 108 casos de violaciones en la cuales, el domicilio del autor se encontraba a menos de un kilómetro en casi el 50% de los casos (en Stangeland y Garrido, 2004).
Canter y Gregory revisan en 1994 una base de datos de 45 violadores en serie de Inglaterra, distinguiendo entre violadores mayores de 25 años y menores de 25 años. Los resultados muestran como en el 54% de los agresores menores de 25 años vivían a 800 metros de la primera agresión frente al 38% de los mayores de 25 años (en Stangeland y Garrido, 2004).
Metodología del perfil.
Como mencionamos anteriormente, la realización del perfil geográfico no puede verse desligado del resto de las herramientas de investigación: inspección ocular, escena del crimen, datos forenses, investigaciones policiales, perfil psicológico...Por tanto, el perfil siempre debe estar abierto a la introducción de nuevos datos, lo que hace que esté en constante cambio y evolución. Esto no solo es una característica negativa, sino que es ventaja que hay que tener en cuenta, puesto que la introducción de nueva información optimiza y mejora los resultados del perfil.
No hay una metodología estructurada y consensuada para la realización de perfiles geográficos al igual que ocurre en los perfiles psicológicos. En este apartado vamos a tratar de diseñar una metodología básica a partir de la información aportada por algunos autores que se dedican a la realización de perfiles, en concreto vamos a basarnos en los trabajos de Canter, Rossmo y Godwin. Estos autores han hecho evolucionar su metodología hasta la creación de softwares específicos para la realización de perfiles, puesto que los datos necesitan manipularse a través de bases de datos y paquetes estadísticos e integrarse en sistemas de información geográfica (S.I.G), para lo cual es útil e imprescindible el soporte informático. De estos softwares y de los SIG hablaremos en un apartado posterior.
Respecto a la metodología básica, el primer caso consiste en la recopilación de datos respecto al caso. En este sentido tenemos que analizar toda la información que nos pueda llegar (algunos autores incluso visitan las escenas de los crímenes ocurridos). Hay que hacer un análisis retrospectivo de casos similares ocurridos en la zona para relacionar los casos que puedan formar parte de una serie. Como hemos visto anteriormente, el comportamiento geográfico de los criminales tiene una evolución temporal, por lo que hay que conocer en la medida de lo posible todos los actos delictivos que haya podido cometer nuestro delincuente, tanto a nivel temporal como espacial, así como los datos de estas investigaciones.
Algunos investigadores, especialmente el FBI usa la base de datos VICAP (siglas en inglés del programa de detención de criminales violentos). Esta base de datos informatizada almacena, gestiona y relaciona delitos basándose principalmente en los datos del modus operandi del criminal y estableciendo una serie de análisis estadísticos y comparativos con otros delitos. A esta base de datos pueden acceder, consultar e introducir nuevos delitos las fuerzas y cuerpos de seguridad, con lo cual es una base de datos en continuo crecimiento.
Godwin sin embargo desaconseja el uso del VICAP puesto que según argumenta, esta base de datos se basa en la estabilidad temporal del modus operandi usado por el criminal, sin atender a las posibles modificaciones o cambio de pautas que el criminal puede realizar a la hora de cometer sus crímenes con el paso del tiempo o por las circunstancias concreta de un determinado crimen. Según Godwin, los criminales no siempre hacen lo mismo en lo crímenes e incluso lo que en criminología se denomina la firma (otro criterio para relacionar crímenes), puede verse modificada, interrumpida u ocultada en algunos delitos.
Godwin usa para la relación de casos un análisis estadístico de determinados rasgos presentados en el escenario de los crímenes (uso de ataduras, de objetos contundentes, víctima desnuda...). Estos rasgos son comparados entre distintos delitos dentro de una matriz y el análisis le asigna un porcentaje a la relación existente entre cada dos delitos. Para Godwin, crímenes que tengan más de 30% de relación entre los hechos ocurridos en el lugar del crimen nos estaría indicando crímenes que están vinculados entre sí y que por tanto parecen ser actos cometidos por una misma persona. (Godwin, 2006).
Una vez recopilada toda la información sobre los crímenes debemos dar respuestas a las preguntas que Rossmo planteaba anteriormente, atendiendo a las características geográficas de los delitos y de las distintas escenas de los crímenes, así como a todos los datos que pueden facilitar la creación posterior de hipótesis. Es posible que tengamos que realizar algunas investigaciones o recabar alguna información sobre el terreno que no haya sido documentada por el equipo de investigación, tales como medición de distancias, medición temporal entre determinados hechos, evaluación de vías de acceso y salida, carreteras próximas, geografía del terreno, existencia de medios de transporte públicos, integración de la escena con el resto del barrio, ciudad...
Con toda esta información debemos empezar a realizar un análisis cronológico de los crímenes y a establecer pautas, modus operandi e hipótesis de trabajo, estando siempre receptivo y atento a la nueva información que nos puede ir llegando.
A continuación, lo que se suele hacer es señalar en un mapa los lugares donde se han producido los crímenes, teniendo en cuenta las distintas escenas de los crímenes que puede haber, así como los lugares en los que la víctima-agresor entran en contacto. Para la mayoría de los autores no es suficiente con usar solo el lugar donde se encuentra a la víctima, habría que tener en cuenta también si son diferentes, claro, el lugar de contacto, lugar de la agresión, lugar de violación o delito sexual y lugar del homicidio
Actualmente esta tarea se suele realizar usando sistemas de información geográfica (S.I.G) con los que posteriormente se realiza un cálculo de densidad de sucesos, indicando las zonas donde hay menos y más concentración de sucesos. A partir de aquí podemos establecer hipótesis utilizando las teorías y resultados ofrecidos por los estudios de comportamiento geográfico de criminales, tratando de señalar posibles puntos de anclajes, zona de seguridad, posibles futuras zonas de actuación...
El perfil geográfico no debe ser pretencioso, pues no es posible facilitar el domicilio exacto donde vive el criminal, debe realizar aportaciones a la investigación en la medida de los datos y resultados que maneja. Como comentábamos anteriormente, tiene como función ayudar a gestionar óptimamente los recursos siempre limitados de la investigación, señalando a los agentes dónde es más probable que se mueva el criminal y por tanto dónde es aconsejable buscar y dónde no. Ante una investigación masiva de posibles sospechosos, puede ayudar a reducir este número indicando cuántos de esos posibles sospechosos tienen puntos de anclaje en la zona predicha. Esto facilita enormemente la investigación, disminuye recursos y colabora con la rápida resolución del caso (con las ventajas que esto conlleva, especialmente en casos de asesinatos).
Es necesario apuntar, que el punto de anclaje no siempre se refiere al domicilio del criminal, a veces es un antiguo domicilio, el lugar de trabajo, domicilio de su novia. etc., por tanto hay que ir recabando toda esta información de los sospechosos que vayan apareciendo. Para poder manejar y trabajar con toda esta información es necesario el uso de bases de datos informatizadas.
Aunque generalmente esta técnica se ha usado y desarrollado en casos de asesinatos seriales, la metodología y la técnica puede ser útil también en investigaciones de agresores sexuales seriales, robos seriales, incendios, secuestros, desapariciones...
Sistemas de Información Geográfica (SIG) y Software para la creación de perfiles geográficos.
Un SIG es un sistema de hardware, software y procedimientos diseñados para soportar la captura, administración, manipulación, análisis, modelamiento y graficación de datos u objetos referenciados espacialmente que nos permite analizar la información aportada para poder planear y tomar decisiones (Carmona y Monsalve, 2002).
En general un SIG debe tener la capacidad de dar respuesta a las siguientes preguntas:
¿Dónde está el objeto A?
¿Dónde está A con relación a B?
¿Cuantas ocurrencias del tipo A hay en una distancia D de B?
¿Cuál es el valor que toma la función Z en la posición X?
¿Cuál es la dimensión de B (Frecuencia, perímetro, área, volumen)?
¿Cuál es el resultado de la intersección de diferentes tipos de información?
¿Cuál es el camino más corto (menor resistencia o menor costo) sobre el terreno desde un punto (X1, Y1) a lo largo de un corredor P hasta un punto (X2, Y2)?
¿Qué hay en el punto (X, Y)?
¿Qué objetos están próximos a aquellos objetos que tienen una combinación de características?
¿Cuál es el resultado de clasificar los siguientes conjuntos de información espacial?
Utilizando el modelo definido del mundo real, simule el efecto del proceso P en un tiempo T dado un escenario S.
El SIG trabaja con datos geográficos y con base de datos, uniéndolos y creando una base de datos geográfica. Las principales cuestiones que puede resolver un Sistema de Información Geográfica son:
* Localización: preguntar por las características de un lugar concreto.
* Condición: el cumplimiento o no de unas condiciones impuestas al sistema.
* Tendencia: comparación entre situaciones temporales o espaciales distintas de alguna característica.
* Rutas: cálculo de rutas óptimas entre dos o más puntos.
* Pautas: detección de pautas espaciales.
* Modelos: generación de modelos a partir de fenómenos o actuaciones simuladas.
Estos SIG se utilizan actualmente en diversos campos que van desde la arqueología, la agricultura, el marketing hasta la criminología, cualquier estudio en que participe el factor geográfico es susceptible de ser abordado por este sistema.
Como hemos visto anteriormente, algunos investigadores especializados en los perfiles geográficos han desarrollado esta técnica hasta llegar a la creación de softwares específicos para la creación de perfiles.
En la Universidad de Liverpool, el equipo de Canter desarrolló DRAGNET, que parte de los datos de los lugares del crimen, para a partir de aquí, analizarlos junto a los diversos datos aportados por la investigación y por las pautas de comportamientos adquiridos por sus estudios inductivos. Permite además trabajar con distancias medidas en métrica Manhattan en vez de usar la euclidiana estándar, lo cual dota de mayor realismo al análisis de los desplazamientos y distancias.
El equipo de Kim Rossmo desarrolló RIGEL, comercializado como Enviromental Criminology Research Internacional (ACRI). Este software soporta gran variedad de sistemas de información geográfica y base de datos que se pueden personalizar a gusto del cliente. Parte de un sistema de vinculación como el VICAP y usa el algoritmo patentado ECRI basado en Java. La información puede incluir escenas de crimen, información de los sospechosos, detalles del caso y del investigador...Presenta los resultados en mapas de dos o tres dimensiones llamados jeopardies, mostrando el lugar de domicilio más probable de un delincuente. Actualmente es usado por la policía de muchos países y ha sido usado en cientos de caso de todo el mundo.
Godwin desarrolló el software PREDATOR, que parte de una análisis estadístico para la vinculación de casos seriales (como hemos visto anteriormente, rechaza el método VICAP) para posteriormente introducir las coordenadas del lugar de contacto y la escena de crimen donde se halla el cuerpo. Las coordenadas de longitud y latitud se convierten a la retícula UTM (universal Transversa Mercator), que sirven para expresar la localización única de los datos relacionados con el crimen. El software usa un sistema de colores para mostrar en el mapa el análisis de las dispersiones, concentraciones de sucesos y la zona más probable de anclaje del delincuente.
Ned Levine desarrolló el CRIMESTAT, con la subvención del Instituto Nacional de Justicia de EE.UU, un programa de estadísticas espaciales que no se usa específicamente para la realización de perfiles geográficos, sino para el estudio geográfico de la delincuencia. El CrimeStat tiene un archivo primario con la ubicación de los delitos y fechas, y un archivo secundario que se asocia con el primario para la elaboración de conglomerados. El sistema ofrece información sobre distribución espacial de delitos, análisis de distancias, análisis de puntos calientes y modelación espacial. Es usado de forma extensiva por los departamentos de policía de EE.UU (Martínez et als. 2004).
BIBLIOGRAFÍA
* Canter, D. (2005): Mapping murder. Virgin Books: London.
* Godwin, M., Rosen, F. (2005): El rastreador. El perfil psicogeográfico en la investigación de crímenes en serie. Alba: Barcelona.
* Stangeland, P., Garrido, M. (2004): El mapa del crimen. Herramientas geográficas para policías y criminólogos. Tirant lo Blanch: Valencia.
* Garrido, V. (2007): La mente criminal. La ciencia contra los asesinos en serie. Temas de hoy: Madrid.
* Garrido, V., López, P. (2006): El rastro del asesino. El perfil psicológico de los criminales en la investigación policial. Ariel: Barcelona.
* Dern, H., Frönd, R., Straub, U., Vick, J., Witt, R. (2004): Comportamiento geográfico de ofensores desconocidos en delitos de violencia sexual. Oficina federal de Investigación criminal (BKA): Wiesbaden.
* Martínez, R., Loyola, E., Vidaurre-Arenas, M., Nájera, P. (2004): Paquetes de programas de Mapeo y Análisis espacial en epidemiología y salud pública. En Boletín Epidemiológico, vol.25,nº 4, pp.7-8.
* Álvaro de, J. Carmona, J., Monsalve, J. (2002): Sistemas de información Geográficos. Ponencia, tomado de www.monografias.com.
* Rossmo, D. K. (1995): Geographic Profiling: Target patterns of serial murderes. Simon Fraser University: Vancouver.
El primer beso
LA PSICOBIOLOGÍA DEL BESO
Un beso es bastante más que eso. Un beso es ante todo un intercambio de información que puede revelar si somos o no genéticamente compatibles con nuestros pretendientes, si merece la pena esa relación o si hay que pasar de hoja y proseguir la búsqueda.
«Hay muchas fuerzas que pueden conectar románticamente a dos personas», admite el psicólogo Gordon Gallup. «Pero un beso, y particularmente el primer beso, puede romper fácilmente el vínculo».
Gordon Gallup, Susan Hughes y Marissa Harrison son los autores de un reciente estudio titulado 'La psicobiología del beso romántico', que ha saltado a la portada de 'Scientific American Mind' y ha servido para replantear todo lo que hasta ahora sabíamos sobre el contacto boca a boca. Según un sondeo realizado por los tres especialistas entre 1.041 estudiantes de la Universidad de Albany, el primer beso sirvió para que muchos perdieran el interés por su potencial pareja.
«Cuando dos personas se besan, se está produciendo un complejo intercambio de señales químicas», sostiene Gallup. «Ese contacto puede activar mecanismos inconscientes que actúan para evaluar nuestra compatibilidad genética o nuestra viabilidad reproductiva con la persona que estamos besando».
Así se explica, en su opinión, el rechazo repentino que mucha gente experimenta tras la primera descarga a la altura de los labios. Las neuronas sensoriales entran en acción y los mensajes bombardean el cerebro.La experiencia es similar en los hombres y en las mujeres, aunque ambos valoren de distinta manera el hecho de besarse.
«Los hombres y las mujeres se besan frecuentemente por distintas razones», afirma Gordon Gallup. «Aunque ambos lo consideren por igual un acto altamente romántico, lo cierto es que para ellas es más importante que para ellos en todas las fases de la relación».
De acuerdo con el estudio de la Universidad de Albany, la mayoría de las mujeres «insiste en la necesidad de besarse antes y después de un encuentro sexual», mientras los hombres son más proclives al sexo sin la mediación de un beso. Paradójicamente, para ellos el beso es casi siempre preámbulo de un contacto sexual (y también una manera de hacer las paces), mientras que para ellas es una estrategia para tantear el estado de la relación y de evaluar el nivel de compromiso de su pareja.
La diferencia de géneros también se aprecia en las técnicas... «Ellos son más dados a besar con la boca abierta y a iniciar el contacto con la lengua», advierte Gallup, que apunta una posible razón biológica: la presencia de testosterona en la saliva de los hombres, «que suministrada por un período suficientemente largo puede afectar a la libido femenina».
Otro reciente estudio, elaborado por la psicóloga Wendy L. Hill de la Universidad Lafayette, ha revelado que los besos liberan mucha mayor cantidad de oxitocina –la hormona que potencia el vínculo emocional– en los hombres que en las mujeres. Moraleja: ellas necesitan más que un beso para sentirse «conectadas».
«Antes de que existieran los pasapurés y la comida para bebés, las madres masticaban y transferían pequeñas cantidades de alimento a sus hijos», recuerda el psicólogo Gordon Gallup. «Lo que hoy llamamos beso, y que es un acto definitorio de la conducta humana y de otras especies altamente evolucionadas, puede haber tenido su origen en esa forma primitiva de alimentación».
De alguna manera, ese beso protoparental acabó evolucionando hasta convertirse en parte del ritual de galanteo entre machos y hembras. Y también como muestra de afecto –o pasión– entre los miembros de un clan o una familia
Suscribirse a:
Entradas (Atom)